Cuando llegas al hotel nadie te ayuda con las maletas mas cuando vas con niños, recepción solo 2 personas y cutre un poco lenta la atención, habitación parece que no cambian todo y el aspecto de arrugado parece que solo cambiaron sábanas mas no cubre camas, no tiene jabón de manos en dispensador( en pastilla es pringoso) no suelen llenar los dispensadores de champú y gel de ducha, somos 4 personas y no es normal que lo diga en recepción y a las personas encargadas de hacer las habitaciones ( dos chicas morenas) que parece que no sabían el idioma y ya por segunda vez en recepción, que me tuvo que ayudar un señor amable que me llevó a las -3 para yo misma llevarme el papel higiénico, jabón de manos y gel, el quería llevarlo pero se que no podía confiar.
En el restaurante la atención de YEN destacó por su paciencia y amabilidad, calidad de comida no está a la altura del precio, pisco sour en barra destacó por su textura.
Recepcionista del restaurante grosera, la noche que bajé a cenar me dijo que no había mesas, que me vaya a la habitación que me pueden enviar la cena allí si no quiero cenar en los sofás de fuera( espacio para tomar una bebida) era la solución según ella.....
En los desayunos un chico chileno(recalco pues hay venezolanos también)con una ganas de trabajar ufff que había que decirle por favor, me das cubiertos, recoges la mesa, falta servilletas, etc....... Ya me levantaba yo a traer todo tranquilo.
Lo mejor del hotel DIEGO el chico jovencito de recepción me ayudó, tuve que conocerlo el último día de mi estadía, profesional, cercano y muy amable, espero que la vida le sonría siempre y ojalá lo valoren de 10, Gracias DIEGO salvaste mi mala experiencia en el hotel.
Conclusión de los otros pocos profesionales, excepto en barra que parece que si son profesionales Mario y compañia amables aunque no tuve la oportunidad de que me atiendan solo una corta conversación.