Lo bueno:
La habitación reservada era exactamente igual a la que nos dieron, bastante grande y súper bien iluminada. Habían dos aire acondicionados controlables por control remoto, por lo que uno mismo es el encargado de decidir la temperatura del cuarto, perfecto!! Necesitábamos un abridor de vino y los chicos del servicio rápidamente nos fueron a dejar uno a la habitación. El proceso de check in y check out funciona súper rápido y el equipo es súper amable.
Lo malo:
Nos quedamos en diferentes hoteles en Santiago por lo menos una vez al mes y este definitivamente era el que tenía el peor desayuno. La fruta parecía congelada, incomible, sandía y melón más malo que hemos comido este verano, pareciese que nadie las probó antes de ponerlas en la mesa. Al parecer en la zona de “calientes” habían papas salteadas, pero cuando bajamos (antes de las 10 de la mañana) ya no habían, tampoco las repusieron (el desayuno termina en teoría a las 11). Un punto que nos dejó molestos/preocupados fue que no tienen tazas de café real, solo vasos desechables. Sí, DESECHABLES. Más allá de que sea feo tomar café en vaso desechable nos preocupa la cantidad de residuos de un solo uso que se genera en cada desayuno, es preocupante y nos da pena que en 2020 aún hayan hoteles que no vean esto como un problema. También nos parece doble estándar que pidan a los huéspedes reutilizar toallas, por ejemplo, con un discurso de sustentabilidad, y por otro lado se gasten cantidades absurdas de vasos desechables diariamente. Solo por este punto no volveríamos al hotel.