Es una hermosa casona, con amplios jardines, palmeras, flores de variados colores, las habitaciones son muy cómodas, las camas muy bien equipadas, hay un frigobar y una mesita para tomar té o un aperitivo si se quiere. El baño es muy amplio, con espacio para todo, la atención excelente, Leonor es una persona muy cálida que se preocupa de agradar y hacer que sus pasajeros se sientan cómodos; si uno quiere puede ocupar la cocina, prepararse algo en la tarde o noche, no hay problema. El desayuno es excelente, para todos los gustos, con todas las opciones para escoger. La piscina de buen tamaño y con cómodas reposeras al su alrededor. Todo muy limpio. Lindo lugar, lo recomiendo