Es un hotel boutique, con pocas habitaciones, todas con balcón y vista a la viña. Nos sorprendió, el buen trato y amabilidad de su personal. El desayuno exquisito y variado. Tiene un jardín inmenso para disfrutar con piscina y glorieta, ideal para ir con niños.
La pena es que el Restaurant “Los poetas”, cierra en temporada baja (marzo a noviembre) .
Si tuviera que ponerle un pero, diría que el Restaurant debería estar conectado por dentro del hotel, para evitar el frío por la mañanas.