Yo visité ese hotel durante casi dos años de forma regular. El personal (unos señores italianos) era bastante amable, el hotel era muy limpio y con un buen desayuno incluido. Pero recientemente el hotel cambió de administración y las consecuencias han sido funestas, por lo que he optado por buscar mejores opciones en la capital.
El trato en la recepción fue bastante inadecuado, lleno de descuidos, la persona a cargo estaba desinformada del funcionamiento del hotel por lo que nos atendió con bastante torpeza. Además, no tenían sábanas limpias disponibles por lo que nos hicieron esperar mucho tiempo por una habitación, el piso del baño estaba lleno de pelos de quién sabe cuántos usuarios anteriores, y nos aparecieron dos cucarachas. Por último, el sitio pasó de ser privado a ser ruidoso y molesto por una música típica que ponen en el restaurante, en el que por si fuera poco ya no ofrecen desayuno