Fui dos veces, la primera fue el año pasado y me pedí el gratin de salmón que me voló la cabeza.
Este año volví y no estaba en el menú . Espero que lo reincorporen.
Igualmente me pedí un croque de salmón que estaba muy rico.
La atención suele ser muy buena y la ambientación también. Destaco la sucursal del museo de arte decorativo.
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