Un lugar que no solo ofrece alojamiento, sino una experiencia natural única.
El lugar está algo alejado del bullicio del pueblo, por lo que en la noche solo se escucha el ruido de las olas rompiendo contra la costa.
La atención que ofrecen tanto uno de sus propietarios (Marco) como sus trabajadores (Carol, Claudia y Pablo) es mucho más de lo que se puede esperar, realmente atentos y pendientes de que uno esté a gusto
El desayuno que ofrecen es magnífico, tanto en cantidad como en calidad.
Las comidas que prepara el chef son exquisitas, además de los ingredientes frescos de la propia granja y el pescado también fresquísimo, el chef siempre pone el ingrediente del cariño en sus platos, así que sus platos son deliciosos.
Si volvemos a la isla, volveremos a este lugar sin dudarloMás
- Estacionamiento gratis
- Piscina
- Visitar el sitio web del hotel