Vistas espectaculares en un entorno único. Habitaciones decoradas con un gusto exquisito con unas vistas insuperables al mar y a un bosque precioso. El trato de la recepcionista fue increíble y nos dio muy buenas indicaciones sobre qué visitar, lo cual nos fue muy bien ya que únicamente teníamos un día entero en la isla y, gracias a ella, fuimos a tiro hecho.
Otro plus del hotel es que ofrece tinajas calientes gratis (veníamos de Pucón y nos habían cobrado 40.000 pesos argentinos por persona en el hotel por el mismo servicio). También tienen una piscina climatizada que gestionan bajo reserva para asegurar que no haya más de 10 personas a la vez y así asegurar un poco de tranquilidad.
Contras: aunque el interior del hotel está espectacular (muy agradable y muy bien mantenido/cuidado), el exterior necesitaría mayor mantenimiento ya que no está en buen estado y se le ve bastante degradado. Por otro lado, el hotel está en Quilquico, bastante alejado de todo y el acceso es por unos caminos de piedras que están en MUY mal estado y con una última parte muy empinada. Incluso yendo con un buen coche, las ruedas patinaban… Creo que podrían arreglarlo. Por último, la carta del restaurante era muy corta, lo cual se convierte en un problema teniendo en cuenta lo remoto de la ubicación y por tanto, es muy fácil que cenes cada noche en el hotel.
Por ello, aunque el hotel me encantó, si vuelvo a Chiloé escogeré un hotel más céntrico y con un mejor acceso. Pero si vas a desconectar y relajarte, es una fantástica opción.