Fue el lugar preciso para reencantar me con mi pareja. Fue todo un lujo. Desde la libertad que nos daban para estar solos hasta el permanente servicio que jamás fue invasivo. Teníamos todas las comodidades a nuestro alcance, posibilidades para hacer deporte y paseos guiados en bicicleta y caballos. No hubo un minuto de aburrimiento. Pero también tuvimos nuestro merecido descanso. Las camas son espectaculares, como de casona antigua chilena. Las habitaciones espaciosas y los baños adorables.
Por último y no menos importante que todo lo anterior, el hot tub. Merece su línea por separado, ya que es el más grande del mundo. Se puede nadar adentro de el y cabría una familia extendida completa!
Un lugar al que volveré con mi familia y mis amigos!Más
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