El hotel es muy bonito y céntrico, sorprende encontrar un lugar con sus características en ese entorno.
El estacionamiento es algo incómodo, pero me parece difícil solucionarlo por las características geográficas del lugar (está en la ladera de un cerro), aunque sí podría el hotel brindar alguna especie de carros para hacer más fácil el transporte del equipaje. El hotel tiene hartas escaleras.
La recepción es linda, el personal muy amable.
Las habitaciones buenas, silenciosas, aunque las que no tienen vista al embalse y la piscina quedan muy desmejoradas respecto de las demás, así que recomiendo las que dan al interior del hotel. Las almohadas excelentes. El agua caliente tarda en funcionar, (de hecho en la tarde no funcionó, aunque la mañana siguiente estaba todo bien. Ignoro cual fue el problema).
El interior del hotel, precioso, mucha madera y calidez. La terraza perfecta para el desayuno o cena en verano, con una hermosa vista del embalse La Paloma.
La piscina es agradable, aunque requiere mayor mantenimiento diario, y carece de reja perimetral.
El desayuno fue sencillo, pero suficiente. La cena (a pedido), consta de un menú de un solo plato, bastante básico, pero aceptable.
