Llegar al hotel Central fue un gran acierto y una linda sorpresa.
Por ciertas razones llegue a Chimbarongo sin tener alojamiento y me encontré con esta bella cazona centenaria, donde fui recibido muy bien y con un refrescante vaso de jugo natural. Tome una iluminada habitacion con baño privado y mi puerta daba al patio interior inundado de frondosos arboles que dan una sombra impagable. A todo eso debo añadir los altos salones -que sus dueños estan restaurando- y un desayuno de primera. Totalmente recomendable.