Visitamos el hotel varías veces al año.En esta oportunidad solo fuimos al Spa . Como siempre muy agradable,y los masajes buenísimos. Estábamos tan a gusto que decidimos tomar un aperitivo y luego comer en el restorant que nos gusta mucho.
Pedimos unos tragos en la terraza del bar,que llegaron pronto, y para acompañar unas tapas de salmón del chef. Pasaron más de 40 minutos y no llegaron las tapas. Al reclamar por segunda vez anulamos el pedido y nos fuimos al restorant. La experiencia lamentablemente no mejoró. Un simple tártaro de atún y un congrio a la plancha demoraron más de media hora en llegar. El atún bien. El congrio era diminuto.Se veía insignificante al lado de tanta ensalada.
Ahora entendemos porque el restorant estába casi vacío,siendo Finde largo. La calidad empeoró mucho,los tiempos de demora de la cocina son insoportables. Subieron bastante los precios y las porciones del pescado son ridículamente pequeñas.
La atención del personal continúa siendo muy amable, en especial unas nuevas garzonas de Argentina, pero nada pueden hacer con una cocina lentísima y con porciones tan exiguas.