Me habían recomendado visitar este lugar en Pittsburgh. Así que cuando fui con mi esposa a visitar nuestro hijo, no dejamos pasar la oportunidad.
El lugar en sí es toda una experiencia, una iglesia convertida en una cervecería. Por lo mismo, el lugar es muy grande y conserva mucho de los detalles de una iglesia como los ventanales, las bancas, etc lo cual lo hace una experiencia muy diferente. Sólo por conocer el lugar vale mucho la pena.
Pasando ahora a la cerveza, tienen muchas opciones y toda es fabricada ahí.....yo probé 3 diferentes y muy buenas.
La comida no es el fuerte de este lugar, por lo que yo más bien lo vería como un bar para ir a divertirte y botanear algo. Fue la primera vez que pruebo los Pierogi y estaban muy buenas.
Vayan preparados a pasar un tiempo de espera porque este lugar es muy popular y siempre está lleno pero vale la pena visitarlo.