Hotel ubicado frente al lago, con habitaciones que forma una U alrededor de la piscina y en dos plantas. Las vistas de las frontales y el segundo piso, que fue la que nos correspondio, muy buenas. Disponen de dos camas grandes y en nuestro caso, de un pequeño balcon, con sillas, para observar la maravillosa vista tanto diurna como nocturna. La limpieza, ropa de cama y almohadas son correctas. Como en toda Guatemala no disponen de gel de baño y no hay muchos enchufes. Al tratarse de una estancia en grupo la cena no puede ser referencia al ser evaluada puesto que ya estaba contratada. El desayuno fue, el primer día bufet, amplio y diverso pero sin muchas pretensiones y el segundo a elegir entre guatemalteco o americano. Elegimos el segundo y se quedó algo escaso. El hotel es muy agradable por la ubicación, colorido y distribución. Tal vez algo incómodo para viajeros que les guste retirarse temprano ya que el ruido de la música en el restaurante, si la hay, o los comentarios de los huéspedes en la zona de piscina se dejan oir con intensidad en las habitaciones. El nivel de oscuridad en la habitación tampoco es muy bueno porque las cortinas no cubren bien las ventanas.