Paramos en Midelt con el único objetivo de hacer una escala en nuestro camino al desierto desde Fes y nos encontramos con la auténtica joya que constituye este hotel.
La decoración, aunque un poco maximalista, está muy cuidada. Las habitaciones son espaciosas. El servicio es absolutamente excepcional. Y el restaurante es una maravilla.
No puedo dejar de recomendarlo!
GRACIAS