Es un hotel coqueto y muy manejable, pero que necesita ya reformas urgentes.
Su ubicación es bastante buena, con unas excelentes vistas a la montaña y al valle, pero si lo que vas es a esquiar, está un poco alejado de los remontes y si quieres acortar camino tendrás que subir y bajar un montón de escaleras, con lo incómodo que eso resulta con los skys al hombro y las botas puestas.
Las habitaciones son pequeñas, y si tienes que desplegar las literas, el espacio para 4 personas resulta claramente insuficiente. Da un poco de miedo asomarte al pequeño balcón. Parece inestable.
Destaco la amabilidad del personal de recepción, que se brindó a meter mi coche en el parking y a colocar los skys y las botas que llevaba dentro del vehículo en la taquilla guarda-skys correspondiente a mi habitación.
Sin embargo, el servicio de bar no funcionaba bien, ya que casi nunca estaba la persona en la barra para atender y tenía que ser el personal de recepción el encargado de llamarlo e incluso de servir las consumiciones.
La piscina es minúscula y para acceder al spa había que pagar.
La limpieza mejorable. Encontramos objetos que no nos correspondían.