Llegamos a las 15:00 sin reserva, al preguntar si había problema el Garzón nos dijo que no había problema y que podíamos almorzar. El servicio fue extremadamente lento. Los únicos bebestibles que habían eran 2 tipos de jugo y agua de la llave. El menú consta de lo siguiente: 1.- sopaipillas con 4 tipos de salsas, 2.- una sopa de verduras, 3.- 4 alternativas de platos de fondo, 4.- postre y te.
Finalmente como llegamos tarde, parece que nos sirvieron las sobras (literalmente el raspado de la olla). Creo que hubiese sido mejor que nos hubiesen dicho que no tenían capacidad de atendernos. No hubo ningún tipo de explicación de los platos. Nosotros fuimos a “vivir una experiencia de comida ancestral” tal como ella se publica, pero la real experiencia estuvo muy lejos de eso.