Pasamos el Año Nuevo allí, desde el 31 de diciembre al 3 de enero. Lo que más me gustó es la tranquilidad del lugar ya que las cabañas están bastante separadas unas de otras y de la recepción así que es como si estuvieras solo en el valle.
El entorno es espectacular, con el río, los caballos, árboles y vegetación por todas partes, los cerros imponentes... muy, muy bonito.
Las cabañas tienen piscina privada, una pequeñita. Otro punto a favor. Aunque si prefieres bañarte en el río sólo tienes que andar unos pasos.
En el río hay un par de sitios habilitados con escaleras, sillas, etc. pero se supone que esas áreas pertenecen a las cabañas más grandes. Nosotros estuvimos en la orilla, unos metros más allá, pero no creo que pase nada si te acercas a la parte de las cabañas (todo dependerá de los vecinos).
Todos los días vinieron a hacer aseo, así que la cabaña se mantenía limpia. Eso sí, el chico de la piscina aparecía por el patio de buena mañana. Hubiese preferido que llamase antes. Tenlo en cuenta si te gusta ir ligerito/a de ropa por casa.
También está el restaurante El Cielo donde sirven buena comida y bastante variada para el lugar donde se encuentra. El almuerzo te puede salir por unos $10.000 o $15.000 por persona.