Hay solo dos cabañas, la "kantuta" y la "Diamelo". Para dos y tres personas. Alojamos en la Kantuta y es muy hemoso el despertar entre plantitas medicinales, árboles frutales, rica la piscina, muy íntimo y mucho detalle. Cecilia, la dueña, un encanto. El precio lo vale absolutamente. Limpio, acogedor, se nota todo el amor. Así da gusto! Y lo mejor es que están atrás del Hostal Don Juan, como escondiditas del ruido, ideal para desconectarse, recostarse en la hamaca o en el pasto y escuchar solo pajaritos. 100% RECOMENDABLES, VOLVEREMOS! GRACIAS CECI!
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