Estuvimos en marzo 2017 y no habíamos podido regresar hasta ahora, no lo dudamos queríamos volver a El Galpón y desde allí salir a recorrer el valle. Es volver a casa, la atención de William, Rossana y el equipo destaca en cordialidad y preocupación por hacer grata la visita. Nuevamente la misma cabaña, impecable todo y la vista y ubicación privilegiada. Echamos mucho de menos el restaurante en el hotel... pero el exquisito y abundante desayuno que nos llegaba cada mañana a la cabaña, es un regaloneo que abraza. La cabaña está provista para cocinar también. La ubicación nos permite caminar al centro de Pisco Elqui, a solo 1,5 km. Los jardines, piscina y vista son insuperables, proveen privacidad a cada cabaña y ls distancia del pueblo aporta un silencio justo para descansar y disfrutar el cielo estrellado del valle.