El lugar, en el medio del camino, entre Puerto Natales y las Torres del Paine, sirve para descansar antes de emprender la maravillosa visita al Parque. Lamentablemente es una casa vieja de madera que cruje y no deja dormir al viajero, cada vez que caminas despiertas a todo el hotel. No tiene electricidad de noche, pero sirven un excelente desayuno y los garzones son estupendamente atentos...