Muy mal. Pedimos una habitación con dos camas y nos dijeron que sería una habitación especial, con dos camas y al rato nos dijo el dueño, Jesús, que había cambiado la habitación por una standar. Más barata, 3 euros más barata solo y no tenía nada que ver una con otra. Esta standar, cama de matrimonio. Un somier tipo canapé y un colchón de espuma de 10 cmts. con una funda gruesa. Muy dura la cama. Y la ducha, con la manpara suelta. Medio rota. Un hueco en un hueco de armario, con cinco perchas. Sin aire acondicionado. Un ventilador en su lugar.
El Dueño. Para nosotros, un charlatán que se hace el simpático y te explica todo con palabras poéticas, como la cripta de la iglesia, al lado de la casa. La enseña él y la explica con detalle. Parece un cura, pero en realidad, es "un encantador de serpientes".
Nos fuimos al día siguiente. Nada cerca para comer, cenar o desayunar, así que todo, sobre todo la cena y el desayuno, tiene que ser allí. Menudo negocio!!!
Nos cobró una noche más, por irnos al día siguiente. Y eso que nos íbamos por enfermedad. Cosa que no creyó. " Encantador de serpientes ".