Hemos estado un par de noches. El sitio es increíble. Jesús es un anfitrión fantástico. Nos ha recomendado diversas visitas , Artajona ( precioso ) y Puente de la Reina , también con un puente romànico muy especial. Nos ha gustado todo, la verdad, y lo recomiendo totalmente. Desayunamos y cenamos muy bien y los pinchos del bar Àngel de Barasoain , recomendados por Jesús, fueron todo un acierto. Gracias por la hospitalidad y por enseñarnos a hacer Patxaran....por cierto, el yoghourt muy bueno , y la visita a la capilla y a la cripta, inolvidable.

Muy mal. Pedimos una habitación con dos camas y nos dijeron que sería una habitación especial, con dos camas y al rato nos dijo el dueño, Jesús, que había cambiado la habitación por una standar. Más barata, 3 euros más barata solo y no tenía nada que ver una con otra. Esta standar, cama de matrimonio. Un somier tipo canapé y un colchón de espuma de 10 cmts. con una funda gruesa. Muy dura la cama. Y la ducha, con la manpara suelta. Medio rota. Un hueco en un hueco de armario, con cinco perchas. Sin aire acondicionado. Un ventilador en su lugar.
El Dueño. Para nosotros, un charlatán que se hace el simpático y te explica todo con palabras poéticas, como la cripta de la iglesia, al lado de la casa. La enseña él y la explica con detalle. Parece un cura, pero en realidad, es "un encantador de serpientes".
Nos fuimos al día siguiente. Nada cerca para comer, cenar o desayunar, así que todo, sobre todo la cena y el desayuno, tiene que ser allí. Menudo negocio!!!
Nos cobró una noche más, por irnos al día siguiente. Y eso que nos íbamos por enfermedad. Cosa que no creyó. " Encantador de serpientes ".

Una casona con solera, decorada con muchísimo acierto, haciéndolo un lugar acogedor.
Comida de casa, sin necesidad de pretensiones, menú a elegir varios platos.
Desayuno completo, tostadas, repostería de casa, yogures, fruta y variedad de infusiones.
Camas muy cómodas, unidas al silencio del lugar, descanso asegurado, al menos durante nuestra estancia.
El pueblo es pequeño y no pudimos ver mucho de los alrededores, puesto que el tiempo no acompañó, pero recomiendo la estancia como punto de partida para visitar otras zonas de Navarra como fue nuestro caso.
Está muy cerca de la autopista lo que permite parar a descansar en un lugar pintoresco y tranquilo, sin necesidad de alejarte de las vías principales de comunicación.
Mención especial al dueño, muy amable y buen embajador de su tierra.