Este fue nuestro último día en Algarrobo. ¡Infelizmente! Elegimos este restaurante para almorzar. De todos los restaurantes que hemos ido, este fue el único que contaba con un menú especial para niños. ¡Encontré formidable! También el que tenía precios más bajos si comparados con los otros. Fuimos recepcionado por María Jesús, una de las garzonas. Ella fue súper acogedora y nos dió una bienvenida tan calurosa. ¡Encantador! El menú que pedimos incluía, un sabroso consomé, ensalada, pescado frito con papas fritas y un rico pisco sour. Todo muy casero. El ambiente es bien curioso. La barra me acordó una santería, con brujas envejecidas colgando desde el techo, objetos macabros y muy divertidos. Es un lugar bien interesante, porque no suele ser lujoso y tampoco “picada”. Hay una energía underground y burlesca. Creo que en las noches se pone bien animado con música en vivo y todo. Lo único que a nosotros nos molestó fue el olor de fritura que salió de la cocina en un momento. Menos mal que fue justo al final de nuestro almuerzo. El servicio y la atención es de restaurantes 7 diamantes. ¡Muchas gracias!